Cinco nuevas Cáritas parroquiales dispuestas a “abrir camino a la esperanza”
Cinco nuevas Cáritas parroquiales han visto la luz en lo que va de año, cinco nuevos espacios en nuestra diócesis donde, como dice la campaña de Caridad, “abrir camino a la esperanza” a tantas personas que han perdido el sentido de su vida, que no ven la oportunidad de salir adelante.
La primera de ellas surgió en el mes de enero en el malagueño barrio de la Granja de Suárez, gracias al empeño de José Emilio Cabra, párroco de Ntra. Sra. de los Remedios, una parroquia sin templo que cuenta con las instalaciones del colegio San José Obrero para las catequesis y celebraciones litúrgicas y, también, desde hace un par de años, con un pequeño local en calle Carlinda que cumple con las funciones propias de un salón parroquial.
Hasta hace dos años tampoco había párroco y así ha sido durante toda una década. Sin embargo, a pesar de la escasez de medios, esta comunidad ha logrado suplir todo tipo de carencias con mucha ilusión y empeño por servir a un importante núcleo de población.
Sobre la creación de este grupo de Cáritas compuesto por cinco miembros, José Emilio explica que, “ha sido un salto arriesgado porque sabemos que la nuestra es una comunidad pequeña, modesta, pero hemos apostado por ella, por sus posibilidades y vamos caminando poco a poco”. Desde hace unos meses, el equipo de Cáritas se va encargando de acoger, escuchar y acompañar a las familias más vulnerables de su entorno, una tarea que durante años se ha venido realizando desde las oficinas centrales de Cáritas en Rampa de la Aurora.
Tampoco para el equipo de Ntra. Sra. de la Encarnación, en Benamargosa, ha sido fácil comenzar a caminar porque se trata de un pueblo pequeño con un alto índice de personas mayores. El párroco y presidente de esta nueva Cáritas parroquial, David Roca, asegura que “la constitución de este grupo, en el mes de abril, fue posible gracias a dos feligresas que aceptaron esta nueva misión con la misma generosidad que siempre asumen cualquier tarea en la que ellas puedan colaborar”.
Para David, al tratarse de una población pequeña donde todos se conocen, los problemas se resuelven de manera espontánea y familiar. Se trata de un modelo de atención diferente y, sobre todo, muy cercano donde “la gente no viene en busca de ayuda, pero se llama y se visita a quienes se sabe que atraviesan por un mal momento por motivos de salud, soledad, desempleo…”, explica el sacerdote.
Cáritas dinamizadoras de la comunidad
Las tres últimas incorporaciones se produjeron el pasado 16 de junio en el arciprestazgo de Álora, donde las Cáritas de Alozaina, Casarabonela y Tolox celebraban su constitución con una eucaristía en sus respectivas parroquias, presididas por el vicario para la acción caritativa y social, Juan Manuel Ortiz, y concelebradas por su párroco, Germán García.
Desde que Germán llegó a estas parroquias, en septiembre del pasado año, comenzó a dar los primeros pasos para formar los grupos, tratando de contagiar, por medio de sus homilías y charlas con distintos miembros de la comunidad, su afán por conseguir la implantación de una Cáritas estable y dinamizadora de la caridad en estos pueblos.
Las tres comunidades parroquiales respondieron con mucha generosidad y un buen número de personas decidieron comenzar el proceso formativo previo a la puesta en marcha, guiados y acompañados, como siempre, desde Cáritas Diocesana. “La creación de estas Cáritas era muy importante para mí, por mi forma de vivir la fe y el Ministerio de la Caridad. El centro de la vida sacerdotal es la caridad pastoral, y no hay caridad pastoral sin caridad a los más débiles”.
Ya durante estos meses de preparación, comenzaron a acercarse personas que conocían de la existencia de este grupo que se estaba creando y recurrían a ellos en busca de ayuda. “Porque, aunque la realidad en los pueblos es muy diferente a la de la ciudad y pueda parecer que no existe necesidad, siempre hay situaciones a las que, como Iglesia, debemos acompañar y ofrecer una respuesta”, ahonda el sacerdote.
